La toma de decisiones en todos los procesos constructivos ha de hacerse siguiendo una planificación que atienda a los principales factores que afectan a cada elemento. Y la fachada es uno de los más importantes ya que se convierte en el principal elemento exterior del edificio que se expondrá a la erosión por el paso del tiempo y las inclemencias meteorológicas.

Pero no es sólo la erosión lo que debe preocuparnos a la hora de realizar cambios en la fachada. Al ser el primer material en el exterior de una edificación, se convierte en una parte fundamental para la eficiencia energética del edificio: capacidad de aislamiento térmico (menores necesidades en el uso de calefacción y aire acondicionado), un buen diseño de ventanas y zonas acristaladas (descenso en el uso de luz artificial), etc.

Además, es muy importante tener en cuenta que la modificación de una fachada y sus diferentes elementos necesita de permisos de distintos niveles para su correcta rehabilitación, evitando problemas en el medio y largo plazo: aprobación por parte de las propiedad o comunidades de propietarios y en el caso de ser un edificio histórico o encontrarse en zona protegida de los organismos gubernamentales implicados (ya sea a nivel municipal, autonómico o estatal).

Por último, hay que tener en cuenta que una correcta rehabilitación no es sólo importante para la eficiencia energética del edificio. En el caso de las sedes corporativas, tener en cuenta a los usuarios de las mismas durante la remodelación y diseño, ampliará las ventajas que estos provocan a toda la plantilla y, por tanto, redundará en beneficios empresariales derivados de una mejor organización, ambiente laboral y reducción de conflictos profesionales.

Fuente: Inmodiario